6 de enero de 2011

*Gloria y Honor a los Soldados de la Clase 34*


“Gloria y honor a los Granaderos que defendieron al Pueblo y a la Constitución Nacional y a todos los Soldados
de la “Clase 1934” que arriesgaron su vida
por una Argentina libre y soberana.”


Miercoles 23 de Junio 2010
El presente relato forma parte de mis propias vivencias durante el Servicio Militar Obligatorio, que cumplí en el año ‘55 junto a otros compañeros de nuestra “Gloriosa Clase 1934”.

Me toco hacer el Servicio Militar en el sur del país, al igual que casi todos los de mi ciudad. Mi número de sorteo era el 623 y fui destinado al Regimiento 21º en Zapala, Pcia de Neuquén, donde realice el período de Instrucción Militar.

De allí, fui trasladado el 28 de marzo de 1955 al Comando de d.2 Nº 23 de la 2º División del Ejercito, cuyo Jefe era el Mayor Jorge Lenain.

El 16 de junio junto al Regimiento 7 de Infantería, estábamos de maniobras en Magdalena, cuando se dio la orden de volver a la base.

Con un grupo de compañeros éramos escoltas del Gral. Ferrazano, gran patriota y defensor de la Constitución Nacional y del Gobierno elegido democráticamente por el Pueblo, quien no se rindió hasta que renuncio el Gral. Perón.

Volvíamos al Cuartel sin saber que era lo que pasaba. Nos fuimos enterando por la gente que nos aplaudía y vivaba al Gral. Perón, que los traidores a la Patria habían bombardeado la Plaza de Mayo, asesinando a centenares de personas.

Al anochecer escuchamos por radio, el famoso discurso de Perón en el que nos decía: -“Por cada peronista que caiga caerán cinco de ellos”.

Todo nos hacia pensar que algo estaba por ocurrir en el propio Comando.

Los trabajadores de Ensenada y Berisso avanzaban sobre La Plata. La orden militar era reprimir a los manifestantes, pero la mayoría de los soldados se negó, aduciendo que seguramente en esas marchas estarían sus padres, sus hermanos o familiares. Los Oficiales y Suboficiales no sabían que hacer, y a pesar de sus amenazas nadie quiso salir del Comando a reprimir.

Más tarde nos enteramos que los cobardes que bombardearon micros escolares en Plaza de Mayo, habían huido al Uruguay.

Esa misma noche vinieron al Comando varios camiones celulares y se llevaron presos al Jefe del Comando, Mayor Jorge Lenain, y a varios Oficiales, Suboficiales y Soldados que eran estudiantes universitarios.

Luego supimos que los Soldados ubicados en lugares estratégicos del comando, al lado de Oficiales y del propio Gral. Ferrazano habían sido designados con el fin de pasarle información a los traidores que estaban organizando la revolución.

El 16 de septiembre de 1955, el pueblo lucho todo lo que pudo por defender a nuestro gobierno democrático, pero la oligarquía, siempre enemiga de las causas populares, y el clero aliado a todo el gorilaje pudieron más. El Gral. Perón para evitar que hubiera más derramamiento de sangre renuncio a los pocos días.

Unos días después a la madrugada volvieron aquellos que habían sido detenidos luego del 16 de junio: el Mayor Lenain y todos los traidores que organizaron la revolución contra el Pueblo.

Entraron a la cuadra donde dormíamos, prendieron las luces y comenzaron a insultarnos. Nos habían quitado todas las armas. Arrancaban los cuadros de Evita y Perón y los escupían. Todos estaban armados y con el poder del Jefe del Comando, hicieron todo lo que puede hacer un traidor a la Patria armado.

Pasaron unos días y el clima era inaguantable. Jamás nos dieron un arma. No hacíamos guardia porque éramos “los peronachos”, tratados como de segunda clase.

El Mayor Lenain, ordenó que al otro día en la Plaza de Armas se citara a todo el Comando con los Soldados.

Entre los colimbas de más confianza, comenzamos a hablar en clave, porque nadie sabía que podía pasar ni quien era quien.

Esa mañana todos formados escuchamos la palabra de este Mayor, traidor del Pueblo. Primero, justifico el Golpe de Estado, argumentando cualquier barbaridad. Después se confesó Radical y manifestó que a partir de ahora en nuestra Patria había libertad, que todos podíamos decir lo que pensábamos y que nos lo iba a demostrar. Entonces ordenó: -“Todos aquellos que son peronistas que den un paso al frente”.

Hubo un silencio sepulcral....

La mayoría éramos peronistas, pero solamente cinco dimos un paso al frente: Marota, Osorio, otros dos compañeros (que no recuerdo sus apellidos) y yo, quien narra esta historia.

Rompiendo el trágico silencio que aún continuaba, el Mayor Lenain dice: - “Los cinco que dieron un paso al frente mañana a las ocho de la mañana, se tienen que presentar ante mi en el detal…”-

Se rompieron filas y todos los peronistas que callaron, negándose peronistas, nos trataron de locos. Nos decían que estos tipos eran capaces de cualquier cosa, que había sido una locura lo que hicimos.

Al otro día a la hora señalada, firmes en la puerta del detal, esperamos ser llamados por el Jefe del Comando.

El Mayor Lenain llegó y comenzó a llamarnos uno por uno. Me toco ser el primero. Con inconfundible voz de militar contrariado me dice:

-“Usted, ¿Por qué es peronista?”- Yo, con toda mi historia peronista, le explique mis razones y le dije que con Perón los trabajadores logramos por sobretodo dignidad, ser respetados. Entonces, abrió el cajón de su escritorio, saco mi Libreta de Enrolamiento y me firmo la baja.

¡No podía creer lo que estaba sucediendo!

Salí, fui a la cuadra y todos querían saber que había pasado. Les dije que no podía hablar hasta que estemos juntos los cinco.

Siguieron pasando uno a uno a la oficina del Mayor. Todos salían con cara de sorpresa. Seguíamos sin poder creerlo. Uno dijo: -“Nos dieron de baja, pero estos ahora son capaces de todo”. Pero la mayoría creímos que teníamos que disfrutar la alegría.

Cuando les dijimos a todos que nos dieron de baja, algunos nos abrazaban disimuladamente por temor, porque estaba lleno de traidores.

Nos pusimos las pilchas de civil bien arrugadas, nos presentamos en la guardia con la libreta firmada y salimos caminando despacito… Cuando hicimos una cuadra nos largamos a reír y a llorar al mismo tiempo, orgullosos por no haber traicionado nuestro pensamiento peronista.

Con mucha alegría nos dirigimos a la vieja terminal de micros del Expreso de Buenos Aires y Río de la Plata y allí festejamos y brindamos por nuestra libertad.

Mucho después entendimos que el gesto de este traidor de darnos la baja, no era solo para mostrarse como un defensor de la libertad ocultando su verdadero rostro de golpista asesino, sino porque temía que nosotros pudiéramos actuar dando información estrategica, de la misma forma en que el había actuado al iniciarse la Revolución.

Esta experiencia de vida, me enseño la importancia de no mentirse a uno mismo, ya que con los ideales como base de sustento de nuestro pensamiento como personas de bien, nada se debe temer.


HORACIO CALVÍN

-Soldado Clase 1934-

4 de enero de 2011

*Todo esta grabado en la memoria*




En Mayo del 2010, después de mucho insistirle, logre convencer a mi viejo, de que juntos armáramos un blog con sus vivencias. Distintas circunstancias, incluida la enfermedad que lo aquejaba, hicieron que no pudiéramos aportar mas que la primer nota, sobre "El Modelo Peronista y los confundidos".

El 21 de Octubre después de pelear con garras y uñas a su enfermedad, mi viejo decidió que ya era hora de descansar después de toda una vida de lucha. No es fácil hablar de él en pasado, porque ha dejado su huella imborrable en mi formación y en mi vida, que surge en cada momento y en cada circunstancia.

Como me prometí a mi misma aquel día, utilizare este espacio para reconstruir su historia, basándome en sus manuscritos, y en la historia narrada en tantos momentos que compartimos.

Sindicalista de alma, lucho toda su vida por defender a los laburantes y a pesar de lo alto que llego, siempre se sintió y actuó como un trabajador mas. Compañero generoso y leal, sufrió en su larga vida de militante muchas traiciones que le calaron hondo, muchas decepciones que nunca pudo terminar de asimilar. Pero también contó con el respeto y admiración de muchos de sus compañeros, que a lo largo del camino supo cosechar.

En los últimos tiempos, a veces caído por su enfermedad y presintiendo cual seria el corolario, lo único que lo motivaba era hablar de política y sindicalismo, su pasión mas grande. Estaba feliz y orgulloso de Cristina y Néstor, y saltaba como un león si alguien osaba criticarlos con alguna chicana. No hace mucho, yendo en taxi en capital, un taxista se atrevió a hablar mal del gobierno de Cristina, con la impulsividad y el apasionamiento que lo caracterizaba rebatió una a una la sarta de imbecilidades que el tipo le dijo, y cuando termino, le hizo parar el taxi y se bajo de golpe.

Charlábamos horas sobre la historia reciente, la amnesia de la gente, la ignorancia de algunos, y sobre todo sobre el periodismo mercenario, que el siempre critico y al que conocía bien por haberlo sufrido en carne propia allá por el 88 en la campaña electoral del Sindicato de Luz y Fuerza, donde fuera candidato a Secretario General en una elección que gano ampliamente pero que le robaron, con el aval de las autoridades radicales de entonces del Ministerio de Trabajo, la prensa que se vendió al mejor postor, y la traición de muchos que creía compañeros.

Como homenaje a su vida y trayectoria, publicare en el blog que entre los dos construimos, algunas de sus notas y reflexiones, como testimonio de su militancia, dedicación y luchas permanentes en defensa de los trabajadores que represento.

Siento que me dejo, el legado de su palabra y memoria, tratare de hacer todo lo que este a mi alcance para que llegue a buen puerto y para que siga siendo el ejemplo de vida y lucha que siempre fue.

Porque a pesar de tu partida, seguís guiándome y mostrándome el camino, porque...


"Después de todo, la muerte es una gran farsante.
La muerte miente cuando anuncia que se robará la vida,
como si se pudiera cortar la primavera.

Porque al final de cuentas,
la muerte sólo puede robarnos el tiempo,
las oportunidades de sonreír,
de comer una manzana,
de decir algún discurso,
de pisar el suelo que se ama,
de encender el amor de cada día.
De dar la mano, de tocar la guitarra,
de transitar la esperanza.

Sólo nos cambia los espacios.
Los lugares donde extender el cuerpo,
bailar bajo la luna o cruzar a nado un río.
Habitar una cama, llegar a otra vereda,
sentarse en una rama,
descolgarse cantando de todas la ventanas.
Eso puede hacer la muerte.

¿Pero robar la vida?... Robar la vida no puede.
No puede concretar esa farsa... porque la vida...
la vida es una antorcha que va de mano en mano,
de hombre a hombre, de semilla en semilla,
una transferencia que no tiene regreso,
un infinito viaje hacia el futuro,
como una luz que aparta
irremediablemente las tinieblas."

("TRANFERENCIA" de *Hamlet Lima Quintana*)